Quiero escribir

Como mis ganglios están del tamaño de Barney y mi amplitud térmica pasa de los 36 a los 39 grados en UNA HORA, y como ya terminé de ver toda la primera temporada de sailor moon y si veo otro capitulo juro que empezaré a cantar Moonlight Desetsu, opté por escribir algo en el blog y por lo menos hacer trabajar un poco mi cerebro.

Tengo ganas de analizar a la gente que uno se encuentra en el ascensor diariamente. Es un ejercicio muy productivo, la gente tiene como las religiones del ascensor. Me explico: en lo que es la jungla del edificio, tenemos tribus, que se entienden mediante distintos simbolismos.
Están los que cuando entran a esa cajita ni te saludan, ni te miran. Simplemente apretan el botoncito del piso y creen que cumplieron su meta en la vida, creo que ni notan que había alguien más ahí.
Después están los que dicen "hola", y se van al rinconcito a analizar durante los próximos 20 pisos ESA mancha ínfima en su manga derecha como si estuviera a punto de predecir el futuro. O los que derivan de esta tribu que empiezan a arreglarse hasta esa pestaña que tenían medio corrida, y parece que las cosas para acomodarse brotan de la nieve como margaritas.
Tampoco faltan los atacados por la hipnosis, que apenas entran quedan mirando el cuadradito ese que dice por qué piso vas, con la boca abierta y ya medio babeando, como si su nivel tecnológico fuera mayor al de un iPhone.
Y un clásico, el meteorólogo. Hasta Gaturro sabe de esta parte de la población. Entran y antes de que omitan palabra ya sabés lo que se avecina a la vuelta de la esquina...
"Pero que viento eh!, en el pronóstico decía 15°, pero estoy segura de que hacía 14,5°... no le vuelvo a hacer caso, aunque para la proxima semana se pronostica que..." al momento que atravesás de nuevo esas puertas creés que la madre naturaleza misma se quedó diciendo abba...wibba...
No faltan los que ves que están escondidos porque esperan a que del más allá le venga un ascensor vacío para poder arreglarse los calzones en paz.
Después, los adorables, los únicos, los peores dos minutos de tu vida: los niños. Hay distintos rangos, desde los medio macanudos que te miran asii =D sobre todo cuando estás con el uniforme y dicen faaa, sos grande, pasando por los que se esconden atrás de sus mamás porque aparentemente vieron en el noticiero una foto tuya con la leyenda "le llena los ojitos con agua y con jabón" (ok, una vez tenía a fausti en manos, pero no es excusa) hasta la tortura misma, que nadie sabe qué hizo para merecerlo: el caprichoso llorón. Hace falta explicación sobre este último? don't think so.
En el rango de personas mayores están los downright insane, que te saltan con preguntas/frases totalmente fuera de contexto y no dormís pensando what...thee...fuck. Mi última experiencia: ... ... :) ... '_' ... 3) ... vos vivís en el 16 G, right?. Y se baja. Todavía no lo entiendo.
También están los sres ejecutivos que viven y comen de su celular y en un viaje de ascensor ganaron $1000 de la bolsa (querés ser mi amigo? ;) ).
Los DEL PERFUME, que te entrenan por si algún día se te da por hacer buceo sin tanque de oxígeno.
Los parlantes/conocedores del mundo, que te cuentan sus anécdotas de guerra o de la vez que salvaron al gran pony rosa.
Los que aparentemente te usan de agenda, ergo te cuentan todo lo que hicieron/planean hacer en el día de la fecha... y después entramos a la categoría conocidos.
La quiosquera, la colo, la mamá de la chica que juraría que tiene la foto en kodak, la sra nadadora, el sr de la piña, MI AMIGA PITU, el de la mochila rara, el loco que habla solo, la que lava la ropa (soy malisima acordandome nombres, se nota?)... en fin, son miles.

Eso es lo bueno de las torres, arcoiris de personalidades everywhere, mirá, atrás tuyo, BUGA. Si piensan que esto es malo, no se imaginan lo que hace uno cuando no está compartiendo el ascensor con nadie, espero q nunca pongan camaras ahi adentro ¬¬ pero anyway, eso lo dejo para otra entrada.